El científico japonés Masaru Emoto descubrió que
la salud del ser humano depende del agua, dado que ésta podría curarle una enfermedad y mejorar la vida. Para demostrarlo de forma corroborable, tomó unas muestras de agua pura, congeló unas gotas, las examinó y las fotografió. Las imágenes mostraron hexágonos cristalinos perfectos, parecidos a los copos de nieve. Después tomó agua de un río contaminado e hizo el mismo proceso y notó que mostraban una imagen totalmente desestructurada (ver fotos). Posteriormente, Emoto expuso distintas muestras de agua a música de distintos tipos: Mozart, Elvis Presley, heavy metal, himnos religiosos. También, a palabras como amor, gracias, a frases como “ Voy a matarte”, etc. Luego a bendiciones de diversas religiones. Y pudo constatar que el agua refleja el sentimiento y la armonía o desequilibrio energéticos que recibe formando cristales bellos o deformados. La experiencia de Emoto como médico complementario lo llevó a la conclusión de que para sanar alguna enfermedad no se necesitan drogas ni químicos. Lo más importante es el agua que tenemos en el cuerpo.
El científico japonés asegura que las moléculas de agua se comportan de manera distinta según la música o los sonidos a los que son expuestas. "De esa forma, palabras hermosas crean una naturaleza hermosa, palabras horrendas crean naturaleza horrenda. Esa es la raíz del universo", dice Emoto. "El cuerpo está formado por vibraciones. La persona se enferma cuando se empieza a dar una vibración anormal en alguna parte de él. En ese momento, el agua puede tratar de volver al primer estado de vibración y llevarse el dolor consigo. Gracias al medidor de resonancias magnéticas se puede saber en qué lugar del cuerpo hay dolor y luego se puede proporcionar un agua que cure la dolencia, sin necesidad de drogas o medicinas".
Según aclara Emoto, esas curaciones podrían ser a largo plazo si, además, se lleva una vida sana y se toma conciencia de lo que rodea. No más ondas magnéticas de aparatos que emitan señales negativas, una alimentación muy sana y, eso sí, siempre agradecer antes de tomar un vaso de agua y decir: por ti siento gratitud y amor.
Proyecto por la paz
Masaru Emoto nació en Yokohama (Japón) y vive la decada de sus sesenta en plenitud y servicio , aunque estudió arte y relaciones internacionales, dejó sus negocios y se apasionó por el estudio del agua, y se graduó en Medicina Alternativa, en la Open International University for Alternative Medicine de India. Hoy es un experto mundialmente reconocido en el campo de la investigación sobre ella. Ha publicado 12 libros y tiene un programa para crear conciencia en los niños sobre la importancia del agua en la vida, con las Naciones Unidas, adonde fue invitado en 2005 a dar una conferencia con motivo de la inauguración de la Década Internacional del Agua.
Durante su discurso en las Naciones Unidas, el Dr. Emoto anunció que entregaría en forma gratuita en esta década dedicada al agua, la versión infantil de su libro "El Mensaje del Agua", a 650 millones de niños a través del mundo, para que pudiesen aprender de forma sencilla y entretenida cómo su pensamiento es capaz de modificar la realidad. Esta cifra no fue escogida al azar. Según el Dr. Emoto, en el mundo microscópico, 10 % de los microorganismos es considerado nocivo y 10 %, benéfico. El 80 % restante es neutro. Esto puede tener un paralelo con nuestro mundo. La batalla por la supervivencia de nuestro planeta está entre el 10 % que trabaja para destruirlo y el 10 % que trabaja para salvarlo. Cuando el 10 % de la población benéfica gane, el 80 % neutro se le unirá y es entonces cuando existe la esperanza.
Esta iniciativa, llamada "Proyecto Emoto por la Paz", ya se ha llevado a cabo en Estados Unidos, Francia, España, Japón, Bulgaria, Alemania e Italia entre otros, y en Sudamérica ya existe una versión y desde Argentina surge un nuevo aporte de creativos que presentaran al Dr Emoto la versión sintetizada de un nuevo libro para ser compartida por niños de todo el mundo
